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lunes, 16 de marzo de 2015

¿Involucrarse y militar?…no, gracias

Se interpreta por ahí, normalmente por los pasillos partidarios, que para reprochar los caminos desviados de las prácticas políticas cotidianas, “hay que involucrarse y militar”.
Este latiguillo, muy instalado en el subconsciente de la sociedad, es un motor de inmovilidad, aunque suene a absurdo. Confieso que hasta no hace mucho tiempo tenía dudas de mi rechazo hacia esa posibilidad e inclusive me sentía culpable de no hacerlo.
En ese sentido, actuó mi intuición y no me traicionó. Así como está la política presentada, a pesar de los grandes carteles de declaraciones democráticas, las prácticas internas no concuerdan con la intención general de generar prosperidad en la población. Los procedimientos de ejecución política y de elección de representantes están caducos y estancados, necesitados de un “aggiornamento”.
Esta necesidad se puede identificar más claramente desde los países de segunda línea en más. Tomando conciencia que nuestro país no escapa a la regla y que la sociedad dista mucho ser de primera línea; los hábitos generales que involucran a los poderes, están muy condicionados, por no decir colonizados, haciendo muy difícil el reclamo del cambio desde el pueblo como para pretender lograrlo. Hace mucho tiempo que la democracia, así practicada, no da resultados traducidos en bienestar para la generalidad. Es más, estamos entrando en varias espirales de complicaciones sociales que preocupan y que como están desplegadas, seguramente desde este sistema no podrán corregirse, esté quién esté en el poder.
El resultado es cada vez más notorio: los ricos, cada vez más ricos, los sindicalistas cada vez más “GORDOS”, la clase media, cada vez menos media y los pobres, cada vez más pobres.
Observo una sociedad extraviada que se alimenta de slogans, sin analizar siquiera los detalles superficiales más notorios. Observo a una sociedad que pareciera buscar suicidarse.
A partir la política, con este sistema, no se van a abordar y tratar de corregir los problemas estructurales de fondo. Recuerdo hace unos años, a raíz de las denuncias de coimas; el “Que se vayan todos” y todo quedó registrado como una anécdota. ¿Puede existir alguien tan ingenuo, para pensar que algo cambió?
Desde las Municipalidades prósperas, con gobiernos repetidos, pasando por las intermedias y las más complicadas; siguiendo por las gobernaciones dentro del mismo abanico y así llegando al congreso, los concejales, los diputados, los senadores y los funcionarios, trabajan de y no cumplen con su deber de representación, no son empleados del pueblo como tendría que ser. En el mejor de los casos se instala en ellos la soberbia y dentro de ellos están los que trabajan por el poder hasta los que trabajan por el enriquecimiento. Excepciones hay, son los menos y como son los menos confirman la regla. Estos casos como en definitiva no pueden cambiar nada, porque el sistema no se lo permite, terminan “haciendo la plancha”.
Las problemáticas de fondo no se estudian, o se hacen superficialmente. Son incapaces de verlas, porque se observan desde las leyes y la economía de una manera estática, complaciendo el bolsillo de los lobbies y de sus punteros.
Una de las principales familias que actualmente dominan el planeta, los Rothschild, ya proclamó hace 100 años: “Dadme el control del dinero y no me importa quien haga las leyes”. Si lo hacen con gobiernos mucho más estables, me asusta pensar lo que puede resultar en un país dividido como el nuestro.
Cuando estaba terminando de escribir el párrafo anterior, pensaba en quienes podrían ser los punteros locales de los “fondos buitres”. Diría que casi se pueden señalar con el dedo uno por uno. Estos muchachos, precisamente filántropos no son.
Yo no quiero votar ni ser parte de políticas que durante los mandatos ignoran a la gente y se entregan a las presiones y “favores” de las multinacionales.
Sostengo como dije antes que nada de fondo ha cambiado, cada vez más gente tratando de subsistir, cada vez más presión impositiva sobre la clase media que en relación es la que más paga, cada vez más los más ricos menos pagan y como complemento de todo esto, los impuestos están muy lejos de volver en su justa medida.
Dentro de este contexto la fuerza política que hace algo por el pueblo, (no solamente promesas), es la que corre con ventajas y cíclicamente son los que más perduran en el poder por un tiempo determinado; aunque también cíclicamente caen en el letargo de no progresar en los pasos que se hacen a favor del pueblo, porque los incorporan como demagogia ingresando por una cosa o por otra, dentro de la soberbia, la ambición de poder y el enriquecimiento.
Habrá que buscar formas y vías para reclamar cambios que nos ayuden a crecer como Nación y allanar estas divergencias que impiden nuestro crecimiento genuino. Tendremos que buscar formas de activismo para generar, educación, escucha y resolución a nuestros reclamos. Quizá reclamar la instrumentación del referéndum sea un camino.
Me quedo por ahora pensando y trabajando, desde mi célula familiar, para descubrir y ayudar a encontrar caminitos, convencido de no quedar contaminado por las nocivas prácticas políticas, porque así como están las cosas: ¿involucrarse y militar?...no, gracias.

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