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miércoles, 22 de abril de 2009

Continuamente impaciente

Hace bastante tiempo que no me cierran muchas cosas y esto del capitalismo furioso menos.

Me “conmueve”, quiero decir que me repugna, ver a las figuras de esta debacle económica tratando, hoy, de buscar una solución decorosa; me hacen acordar a las cadenas de cartas que un tiempo atrás vendían ilusiones de conseguir grandes sumas de dinero con solo mandar 10 esquelas con x cantidad de pesos a otras tantas personas, para que nos remitieran 100.

El haber puesto al capital delante de la producción, utilizando la usura de guante blanco practicada por las entidades financieras impulsando y creando a los grandes consorcios en detrimento de las pequeñas economías regionales ha desestabilizado a sociedades completas.

La cadena se tenía que terminar, el mentado primer mundo se cebó y la espiral se trasladó a su propio ámbito, ya no alcanzó con lo exprimido mediante el miserable colonialismo financiero. Es decir, la ilusión terminó como lo que es, como un espejismo.

Creo que duró mucho más de lo que tenía que durar y eso sucedió por la pobreza moral de todos sus mentores y de sus detractores. Todos los que se plegaron incondicionalmente al sistema, sin observar siquiera alguna de las muchas fallas del mismo, todos se olvidaron de la gente común: capitalistas, dictadores, populistas, comunistas, falsos demócratas, progresistas, guerrilleros, empresarios, sindicalistas, periodistas, publicistas, etc., etc., etc.. Todos se olvidaron de la vida, se olvidaron de crear el capital humano; se plegaron al verso del consumismo y quisieron hacer creer que el confort era sinónimo de calidad de vida y definieron que establecer el confort a costa de pisotear la dignidad humana, no genera cargos de consciencia.

El sistema tiene la consciencia “negra y sucia”, el sistema se sostiene solamente por medio de la fuerza, una fuerza que no siempre es la ejercida por las armas sino que muchísimas veces se escuda con visos de legalidad una legalidad amoral y antojadiza.

Negra y sucia como el “milagro chino”, empresarios y capitalistas, mentores de este sistema, sirviéndose de mano de obra esclava para enriquecerse a destajo.

Como digo en el título, estoy continuamente impaciente, porque el sistema no va a renunciar ni va a aceptar los cargos que le tocan. Si uno se pone a observar en general la prioridad de salvatajes, se ve que los “últimos no son los primeros”; así también en las declaraciones de los líderes como la carta del presidente francés, tan difundida estos días. En ella hay una correcta identificación de inconvenientes pero considero que hay un error garrafal al querer señalar culpables.

Los líderes van a tener que reaccionar y dejar de hacer politiquería para cargar solamente sus arcas, van a tener que dejar de estar confundidos (como escribí en el post anterior) y estudiar un poco sobre lo que es verdaderamente la DEMOCRACIA.

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